"A diferencia de la obesidad típica que se presenta en niños y adultos en la que posiblemente estén implicados varios genes y el ambiente, en casos como el de Lu, el defecto se debe a un solo gen y de tal potencia que les lleva a un apetito voraz e incontrolable porque ha perdido genéticamente el control del mismo", asegura el doctor José María Ordovás, director del laboratorio de Nutrición y Genómica del USDA-Human Nutrition Research Center on Aging de la Universidad de Tufts (EEUU), citado por el diario español El Mundo.
Según el galeno, esta anomalía afecta a individuos que carecen de piezas geneticas claves para controlar el apetito, por lo que ni siquiera una dieta sana sería suficiente para hacer frente al problema.Paseo con los padres (REUTERS/Joe Tan)

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